ADAPTARSE AL CAMBIO

Esta semana que hoy termina, participé en dos reuniones sobre inteligencia artificial aplicada a asuntos contables y tributarios. La conclusión a la que llegué es que la profesión, tal como la conocemos hoy, desaparecerá en el mediano plazo.

En la primera reunión, me ofrecieron ser parte de la “red neuronal” para asuntos tributarios y, en la segunda, me mostraron un asistente contable que se conecta con el software de contabilidad y radica documentos, contabiliza, concilia los bancos, genera mensajes de confirmación, archiva, crea terceros, valida la información del tercero con el portal DIAN y elabora facturas.

Si usted es del grupo que sigue pensando que la inteligencia artificial no va a reemplazar al contador público, me temo decirle, querido o querida colega, que sí lo hará.

Una compañía que hoy cuente con un equipo de cuatro contadores en su departamento es posible que, a la vuelta de la esquina, solo necesite un líder; el resto serán bots que no se incapacitan, no necesitan vacaciones, no sufren accidentes laborales, etc.

Esto quiere decir que pronto no tendremos que quejarnos por haber tenido un mayo pesado, porque luego de ver todo lo que me habían mostrado, entre el jueves y el viernes fui capaz de utilizar ChatGPT-4 para elaborar el formato 1003 de información exógena, con dos archivos de Excel y 20 instrucciones.

Salga de su negación; no le crea, al menos no del todo, a quien diga que la inteligencia artificial no reemplazará al contador. Lo hará, al menos, en un muy alto porcentaje de actividades repetitivas.

No hay nada distinto que hacer que adaptarnos al cambio. Ya lo dijo Darwin en 1858: “Las especies que sobreviven no son las más fuertes, sino aquellas que se adaptan mejor al cambio”.

Si en su infancia envidió a Súper Sónico porque solo trabajaba durante tres horas, tres días a la semana en Engranes Júpiter, tranquilo o tranquila, estamos cerca de lograrlo.

Adaptarse al cambio, como yo lo veo, es dejar la negación, comenzar a utilizar herramientas con IA y trabajar en habilidades blandas. Si me pregunta, creo que debemos comenzar por aprender a hablar, leer y escribir.

A propósito de esto último, si usted es profesor en pregrado, deje a un lado un poco la carpintería. Eso lo hará mejor que nadie un bot. Ponga a pensar a los estudiantes, a crear su propio criterio y a controvertir opiniones. El viernes, luego de 45 minutos leyendo una sentencia, un estudiante a punto de graduarse en su quiz solo respondió: “No la tengo clara”. Se le abona la sinceridad, pero todo mal ahí.

No se asuste, esto ya sucedió cuando pasamos de libros manuales a sistemas contables o de la maquina de escribir al computador.

Si jugamos de manera inteligente nuestras fichas en esta revolución, saldremos con una profesión fortalecida: un contador que propone, que interpreta, que crea escenarios, que previene, que proyecta. Lo que llamo un estratega.

Ahora sí, a terminar mi taza de café; ahí sí que nunca me podrán reemplazar.

Amanecerá y veremos.

  • Contador Público
  • Finalizando estudios en Derecho
  • Especialista en Impuestos
  • Maestrante en Derecho Comercial
  • Docente de Postgrado y conferencista
  • @impuestosconbotas

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