La Chiripiorca
Hace rato no escribía los domingos, hoy regreso con una reflexión dominguera.
¿Alguna vez en la vida le ha dado uno de esos ataques de risa que no puede controlar? Espero que sí; ese momento le devuelve muchos años de vida a uno. A mí me sucede con frecuencia, mi esposa ha bautizado ese momento como “la chiripiorca”.
Pues bien, esta semana que hoy termina me dio la chiripiorca viendo un video (ver aquí) de Franco Escamilla, un comediante mexicano. Espero que no siga leyendo sin ir a ver el video, para que le encuentre sentido a lo que sigue.
Luego de reírme por no sé cuántos minutos y secar las lágrimas que deja la chiripiorca, me dispuse a seleccionar 5 temas para hablar de cierre contable y fiscal en un espacio al que me habían invitado en YouTube. Parte de mi cerebro pensaba en mediciones posteriores y la otra, al mismo tiempo, se encontraba reflexionando sobre Eric Moussambani. Mientras que una parte del cerebro había seleccionado sus temas para hablar de cierre, la otra parte llegó a una conclusión: En la vida basta con hacer una sola cosa bien.
Este tipo solo tenía que cumplir una regla, y la cumplió, no se lanzó antes de tiempo a la piscina. Con seguridad, los otros dos competidores le iban a sacar una piscina de distancia a Moussambani, sin duda habían entrenado durante mucho más tiempo y participado en muchas jornadas clasificatorias, pero fallaron en la única regla que tenían que cumplir. ¿Injusto? Claro que no. Es posible que Moussambani se haya dicho mil veces: lo importante aquí es no tirarse antes del sonido. El tipo se concentró en hacer, dentro de sus posibilidades, lo que podía hacer bien, lo hizo mejor que todos y ganó.
Eso me llevó a la siguiente reflexión: En cada cosa que hagamos, solo debemos concentrarnos en la regla más importante. En algunos casos, con seguridad, solo tendremos que ocuparnos en hacer una sola cosa bien.
En la noche de ese día, hablando de temas varios con mi esposa, llegó la conversación de la chiripiorca. No recuerdo con exactitud por qué, pero al final recordamos que la última vez, es decir, la anterior a la de ese día, también había sido viendo un video de otro humorista, Lucho Torres. Ese video no lo voy a compartir porque puede herir susceptibilidades y no es esa la intención, pero lo resumiré.
En su chiste hace referencia a un grupo religioso que visita con frecuencia los hogares para llevar la palabra de Dios, haciendo énfasis en que estos se preparan durante algún tiempo importante para realizar dichas visitas.
Un día el grupo salió a llevar la palabra de Dios y, luego de tocar muchas, muchas puertas, no les habían abierto ninguna. Al final, la última puerta que tocaron, para sorpresa de estos, la abrieron. Salió una señora y les preguntó: “¿Cómo les puedo ayudar?”. Los religiosos se quedaron mirando entre ellos sin saber qué decir y le respondieron a la señora: “Bueno, realmente no sabemos qué decirle porque nunca nos habían abierto ninguna puerta” y se fueron.
Obviamente, eso no causa ningún tipo de gracia porque le he cambiado la sustancia del cuento, pero me sirve para el propósito del presente escrito. En la vida no basta con salir a tocar puertas por tocarlas; es necesario estar preparados para cuando la abran.
Intenté relacionar mis dos últimas chiripiorcas y sí que tienen relación. Estoy absolutamente seguro de que, si en el grupo del último chiste hay un Moussambani, algún versículo de la Biblia habría tenido a la mano para compartir con la señora que abría la puerta. Porque seguramente habría comprendido que lo más importante no era tocar la puerta, era estar preparado para cuando la abrieran.
Espero que de ahora en adelante usted sea un Moussambani. En lo que sea que tenga que hacer, concentrarse en lo mas importante. Luego de eso, sólo eso, hágalo mejor que nadie.
@impuestosconbotas