NUNCA ES TARDE PARA ESTUDIAR
La educación en Colombia para “el pueblo” siempre ha sido regularcita, por no
decir “mediocre”, pocos profesores se salvan. La educación de “buena calidad”
ha estado sólo al alcance de los poderosos y siempre ha sido así desde la época
de la conquista.
La iglesia y los gobernantes de turno han sido los encargados de regular la
educación y la forma de enseñar, sin criticar a la iglesia, pero influyeron mucho
en la forma de pensar de todos, incluso hay poderes más allá de las fronteras,
nunca se han preguntado: ¿por qué no sabemos nada de los persas, las culturas
orientales o de Rusia? Me niego a creer que es por culpa de la batalla de
Termópilas. Nos han educado como ellos han querido.
En la primera mitad de los años 1.900, culminar la primaria era una proeza, el
niño desde temprana edad seguía el camino de sus padres, labrar la tierra,
buscar sustento, algunos jóvenes rebeldes se salían de la horma y seguían el
bachillerato. Los colegios y escuelas en su mayoría eran religiosos o conventos
o como decíamos, “internados”, la religión era una materia que nunca faltaba.
Igual pasó con la segunda mitad de dicho siglo, pero la proeza ya no era la
primaria, era acabar la secundaria y como siempre durante nuestra historia, la
universidad estaba diseñada para unos pocos, incluso las públicas han sido para
unos pocos. En esa época del siglo XX, algunos fuimos rebeldes y nos negamos
a vivir en el mundo de la esquina, de la cual, desafortunadamente muchos no
quieren o no pueden salir.
El afán por el dinero, la importancia que se le da y sobre todo hoy en día, el
querer dinero “fácil y rápido”, ha dejado el amor por el estudio a un lado, antes
si culminabas una carrera sentías que subías de status, ahora casi cualquiera
puede ser “profesional” (hasta a los políticos les regalan diplomas sin estudiar
y así mejoran hojas de vida para aspirar a cargos públicos). Pero nadie sabe los
sacrificios de nadie cuando se hace de la forma debida para lograr el título
anhelado. Pero conseguir un posgrado (especialización), maestría o doctorado,
es sueño casi imposible, costos inalcanzables para el ciudadano de a pie y ¿será
que justifica la inversión costo-beneficio? Le corresponde a cada quién
analizarlo.
Los posgrados o especializaciones duran dos o tres semestres con valores que
van desde los cinco millones en adelante por semestre y las maestrías y
doctorados son mucho más costosas, algunas hasta de $40.000.000, ¿cuándo
recuperas esa inversión? Pero el que puede y quiere, debe hacerlo, el
conocimiento es lo que queda y que no sea para adornar hojas de vida con
diplomas y aspirar a un cargo. Por ejemplo, los docentes universitarios deben
tener una maestría para ser contratados, pero jamás van a recuperar la
inversión, porque la hora cátedra es muy mal remunerada en casi todas partes.
Lo otro es la edad, ¿cuál es la edad ideal para pasar del pregrado al posgrado?,
si son requisitos que exigen hoy en día para muchos cargos y parece que no
entienden que quizá jamás se legue a ser especialista en algo, por más diplomas
que tengan. les contaré mi historia y cada quién tendrá una idea de qué es lo
mejor para hacerlo. Si les digo que mi primer posgrado lo hice 17 años después
de salir del pregrado, pueden pensar que ya estaba muy viejo, ya para que. ¿Y
si les digo que lo hice con personas recién egresadas que no tenían idea del
mundo laboral ni de un débito o crédito? podrían concluir que ni tan cerca que
queme al santo, ni tan lejos que no lo alumbre, pero hay más en esta historia.
Si les cuento que luego de 17 años como profesional, ya quería retirarme y
hacer otra cosa, aunque ya tenía más de 40 años y era complicado cambiar.
Presentar impuestos y balances no era lo que esperaba luego de 6 años de
pregrado (ahora creo que muchos colegas lo viven) y en 2012 por un diplomado
que hice, conocí las NIIF y la vi como una oportunidad, busqué y hasta que en
el 2014 encontré una especialización, comenzaría a estudiar en 2015 pero…
¡¡¡OH SORPRESA!!! valía $18.000.000 el año en 2014. Pero era eso o salirme de
la contaduría o trabajar sin pasión ni valor y aburrido, volvería a los que
mencioné al comienzo, trabajar para el sustento. Pero un banco, tu mejor aliado
jajajajaja, me prestó el dinero a 3 años y me metí.
Cambió mi vida profesional abrí los ojos (cosas que inculco en mis charlas, pero
poco me prestan atención) incluso la universidad en la que lo hice me llevó a
lugares que jamás pensé que existían (igual a cuando te absorbe el mundo de
la esquina, del que desafortunadamente pocos salen y no te das cuenta que hay
un mundo más allá de tu barrio) y soy lo que soy ahora en gran parte por esa
inversión y a manera de secreto que sólo lo sepamos usted y yo, ese valor lo
recuperé con el tiempo. Pero el estudio es adictivo, sentía que me faltaba algo para complementar y encontré la especialización en finanzas (la culminé en
2018), y luego me dije: “¿por qué no culminamos los estudios con una
maestría? Vi la oportunidad en la universidad que trabajo y la hice, acá me ven
hoy 22 de septiembre de 2023, 25 años después del pregrado, logrando una
maestría, y como lo dije en 2018, no estudio más. Amanecerá y veremos.
En resumen, pasaron 18 años para lograr un posgrado y sólo pasaron 7 años
para lograr 2 especializaciones y una maestría. Cada quién decidirá si es mejor
hacerlas jóvenes o ya con experiencia, la verdad es que nunca se es viejo para
estudiar, el conocimiento nos dura para siempre, en mí fue la mejor inversión,
me da tristeza cuando en redes sociales y en la calle dicen que no necesitas
estudiar ni ir a la universidad, estas personas creen que el fin y el éxito es tener
dinero, qué pesar de los que piensan así.
Pero siempre recuerden: nunca se es especialista ni maestro en nada y menos si
no lo pones en práctica, mientras más se estudia, más se reconoce lo ignorante
que somos. ¿no crees?
Nunca llegaré a ser un maestro, pero hoy celebro mi maestría en gerencia
financiera.
¿QUÉ OPINAS?
CARLOS MARIO TAPIAS AGUDELO
Contador público
Docente