SAN MATEO, EL RECAUDADOR DE IMPUESTOS
El problema de nuestro sistema tributario es que históricamente se ha utilizado para resolver todo tipo de problemas, se le ha puesto una carga que lo aleja de la simplicidad. Para la muestra un botón, esto ocurrió en dos momentos distintos y distantes: ¿cómo se masificó la inscripción en el RUT en el año 2003? ¿cómo se logró que las facturas electrónicas sean aceptadas y circulen como título valor en el 2022?
La respuesta al primer interrogante se encuentra en el Artículo 177-2 y la del segundo en el Artículo 616-1 del ET, en ambos casos se creó un requisito de procedencia de costo o deducción para que un tercero distinto al que se le carga la obligación pueda hacer algo, inscribirse al RUT o circular la factura como título valor respectivamente.
Los artículos 115 y el 115-1 son otro ejemplo de esto: ¿Cómo ayudamos a que las entidades territoriales recauden sus impuestos o cómo hacemos para que se recaude lo correspondiente a seguridad social o parafiscales? Lo mismo, un requisito de procedencia de costo o deducción.
Pero ese no es en sí el punto, es que seguimos esperando que desde lo tributario se resuelvan asuntos que se deben resolver en otras esferas. Es común escuchar que cualquier nueva obligación que recae sobre las compañías llega a contabilidad por defecto (nómina electrónica, RUB, etc.), lo mismo sucede con el sistema tributario, si necesitamos resolver un problema lo hacemos creando nueva obligación formal o un requisito de procedencia de costos o deducciones. Viendo las noticias la semana anterior de la discusión de la tasa de interés para controlar la inflación atiné a decir en voz alta: “de vaina no suben el IVA para bajar el consumo”.
En nuestro space de Twitter (espacio super enriquecedor que se repetirá todos los miércoles de 9 a 10 pm) del miércoles pasado discutíamos sobre factura electrónica, documentos equivalentes y documentos electrónicos. Amigos a los cuales respeto y admiro manifestaron su inconformismo con el ecosistema por dos razones: el costo para pequeños y mediamos empresarios es elevado y que se sigue cargando a las personas en la legalidad (formalidad) el cumplimiento de más obligaciones, sin perseguir la ilegalidad y la informalidad. Ellos tienen razón, pero creo que primero hay que organizar la casa. Me explico, terminemos de implementar en los contribuyentes formales todo el ecosistema de factura, documentos equivalentes y documentos electrónicos y luego, con la información que esto arroje suministrar información a otras entidades para que resuelvan la informalidad y la ilegalidad.
Yo creo que el tema de formalización es un tema complejo que evidentemente va más allá de inscribir en el RUT o de crear el Régimen Simple de Tributación, es un tema de cultural. Ese problema lo tiene que resolver alguien distinto a la DIAN, imagino que es tarea de ministerio de Comercio Industria y Turismo y el de cultura, no es chiste.
De otro lado está el tema más denso, la ilegalidad. No se le puede decir a la DIAN que no fiscalice al formal y persiga al ilegal, porque esa no es su tarea, esa tarea es de la Fiscalía General de la Nación. Que la DIAN tiene la capacidad de denunciar porque existe la tipificación de unos delitos penales en asuntos tributarios, es cierto, pero no es quien tiene que perseguir al ilegal, ella tiene que perseguir al omiso, al inexacto o al moroso, debería concentrarse en eso. No se le puede exigir a la DIAN que cree un impuesto a la extorsión porque no es quién crea los impuestos o que persiga a los extorsionistas, esa no es su tarea.
También discutimos sobre la “simplificación” de la contabilidad, en mi criterio eso es harina de otro costal, esa discusión no se puede dar en torno al cumplimiento de obligaciones tributarias, la contabilidad está en el universo del derecho comercial y se tiene que quedar ahí, que se simplifique lo que se tenga que simplificar pero ahí, en ese universo.
A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César, pero parece que los otros 11 apóstoles buscan resolver los problemas de sus dependencias cargándolas en Mateo, el recaudador de impuestos.
Por último, es cierto que el costo de estas obligaciones debería ser CERO para los contribuyentes, deberíamos crear un escenario de discusión en el que quepamos todos, porque ahí si coincido completamente, la DIAN tiene que ser el único proveedor tecnológico para todos, absolutamente todos los contribuyentes, la plática del FMI o del Banco Mundial (no recuerdo cuál es) debería ser utilizada para esto.
Si el presidente Petro pide a Estados Unidos cambiar deuda por acciones contra el cambio climático, los contribuyentes debemos pedir un sistema tributario en el que el costo cumplimiento de todas las obligaciones formales sea cero. Cambiemos cumplimiento por simplicidad y cero costos Sr. Presiente.
Amanecerá y veremos.
Carlos Guerra
@impuestosconbotas