2023…. ¡Y TRABAJO ES LO QUE HAY!
Iniciamos un año con muchos retos y metas tanto personales como profesionales, retomando labores después de las fiestas decembrinas, donde muchos tuvimos unos días de descanso y otros estaban laborando normalmente. Como cada año, nos recibió el mes de Enero con la presentación de impuestos de cierre de año, donde muchos aprovechan para realizar algunos ajustes finales en la presentación de los mismos por errores, equivocaciones o uno que otro descuido en periodos anteriores. Lo anterior, son situaciones que a muchos colegas nos ha pasado, muchas veces tratamos de subsanar errores que cometieron personas que estaban a cargo de la información o por equivocaciones propias que se nos presentaron por uno que otro motivo.
En esta profesión solemos comenzar el año con bastante trabajo, tanto con impuestos mensuales habituales como retenciones en la fuente a título de renta, de IVA o de ICA, así como otros impuestos que nos coinciden en el mismo tiempo de presentación que son de periodicidad bimestral o cuatrimestral como lo son las declaraciones de IVA y del impuesto al consumo, por mencionar. Unos estuvimos adelantando las tareas de preparación de los mismos y otros en tareas de revisión; ambas son labores dispendiosas y requieren de nuestro esfuerzo y dedicación por cumplir con estas responsabilidades.
Mes a mes, vivimos en este oficio de los famosos “vencimientos”. Tenemos muy presente el tema de los calendarios y fechas de presentación de impuestos de nuestros clientes mes a mes, que es como si revisáramos seguido la fecha de vencimiento de un producto que adquirimos y que no tenemos que dejar pasar de esa fecha de caducidad estipulada en el mismo porque sabemos las consecuencias que conlleva consumirlo o abrirlo después del tiempo fijado para esto. Lo anterior, es muy similar con los impuestos. Si el contribuyente nos presenta la información solicitada antes de la fecha estipulada, este puede incurrir en sanciones por presentación extemporánea o por omisión en la presentación de estos.
Ese famoso periodo de “cierre contable” ha llegado. Es muy tradicional en nuestra profesión, que sentimos que hace parte de una de las estaciones del año, una temporada en la que nos enfrentamos a esta labor, para unos un poco tediosa más que para otros. Muchos colegas llevan adelantando con anticipación y previa planeación varias tareas antes de terminar el año, y otros entran a revisar hasta hace unos días atrás la respectiva revisión y ejecución de actividades que todo esto conlleva.
Por estos días, somos más los contadores y auxiliares contables que andamos corriendo con cierres contables y financieros, preparando Estados Financieros de cierre del año anterior y alistando todo para las tan esperadas asambleas, consejos o reuniones de juntas directivas, de socios o de accionistas, donde los usuarios de la información contable se reúnen para tomar decisiones importantes para el año en curso o con proyecciones a periodos siguientes respecto a las actividades que ejecuta la entidad a fin de cumplir con sus objetivos.
Es de vital importancia esta labor ya que se requiere que las partidas que hacen parte de los estados financieros sean lo más precisas y reflejen la realidad de la entidad, donde debemos aplicar los principios exigidos por la norma contable de reconocimiento, medición, presentación e información a revelar respecto a las transacciones y hechos económicos que se originaron en el periodo a informar, y a la vez se deben realizar las respectivas provisiones de impuestos.
En materia tributaria, muchas empresas y personas empiezan a revisar el tema de los impuestos, muchos con fines a realizar una planeación tributaria que conllevó la entrada en vigencia de la reforma tributaria, sancionada a finales del año anterior. Y es que nadie quiere cometer error alguno en este tema, porque a nadie le gusta que las entidades de fiscalización a nivel nacional como territorial estén adelantando operaciones de estudio, control y cruces de información en las que lleguen a encontrar alguna inexactitud, falencia o error en la presentación de la información, que conlleve a atender algún requerimiento o visita de inspección que pueda llevar al contribuyente a incurrir en alguna sanción.
Actualmente, estamos en la era digital donde la contabilidad se encuentra en un constante cambio e inmersión en la tecnología, respecto a las transacciones y operaciones que adelantan las sociedades, entidades y personas, ya que la información se encuentra en bases de datos que denominamos Ecosistema Electrónico, donde por la emisión de información y a través de los diferentes documentos electrónicos, estamos notificando a cada momento los hechos económicos que ejecutamos como contribuyentes, por lo que debemos revisar el cumplimiento de los requisitos que establece la norma sobre los documentos, eventos e información a trasmitir de forma electrónica, para no caer en errores que puedan traernos consecuencias a futuro.
El tiempo cada vez más sigue avanzando, y el mes de Marzo nos espera con renovaciones de cámara de comercio, tarea adicional que es deber del empresario, quien debe realizar el trámite con los Estados Financieros que cierre del año anterior. Terminado ese mes, iniciamos el no muy esperado mes de Abril. O bueno, sí, muchos esperamos tomar el habitual receso de Semana Santa, del cual “resucitamos” con los vencimientos de plazos para presentar las declaraciones anuales del Impuesto de renta de personas jurídicas, conciliación fiscal, o la presentación del Impuesto Anual del Régimen Simple de Tributación. Es un mes muy movido, en el cual presentamos a la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN), uno de los tributos más importante para la nación. Por ese mes, también muchos colegas adelantan el proceso de renovación de Registro Único de Proponentes (RUP), el cual muchos colegas tramitan a sus clientes, y en la gran mayoría de casos terminan ejecutando todo el proceso que esto amerita.
Y llega Mayo, un mes en el que valoramos, reconocemos, agradecemos, o tal vez recordamos la labor que hicieron nuestras madres, pero a la vez es un mes en el que varios contadores empezamos a “echar la madre” con la presentación de la información exógena nacional, tarea que nos involucra ejecutar con mucha (y en mayúscula) RESPONSABILIDAD. Es quizá una de los más temidos oficios por algunos colegas, pero de los más importantes que ameritan todo nuestro compromiso, esfuerzo y dedicación con la presentación de esta información. Es una ardua laborar para muchos de nosotros, ya que los verdaderos responsables de esta tarea nos designan para preparar, presentar y cumplir con esta obligación.
En Junio, termina este proceso de reporte de medios magnéticos nacionales, y empezamos con la labor del reporte del RUB (Registro Único de Beneficios Finales), labor que fue aplazada desde el año pasado, y que vence a finales del mes en mención. Una nueva labor que amerita un asunto dispendioso en el que se debe realizar la debida diligencia e informar correctamente al fisco los terceros en relación a este proceso.
Muy después viene Agosto, mes en el conmemoramos una de las batallas patrióticas más importantes de la historia de nuestro país, la Batalla de Boyacá, fecha que recordamos la valentía de los héroes de la independencia. Así mismo, como contadores iniciamos una nueva “batalla” de cada año, con la denominada temporada de Declaraciones de Renta de Personas Naturales, donde “luchamos” por tres meses seguidos con los contribuyentes a quienes atendemos y forman parte del grupo de obligados a presentar dicho impuesto, realizando varias tareas que se incurren en todo ese proceso de elaboración y presentación de esas declaraciones de renta. Es un tiempo fuerte para contribuyentes como contadores dado el constante cambio que este tema tiene para ambos, tema del cual daría mucho por hablar desde diferentes enfoques, pero en este escrito no los abordaré.
Dentro este escrito, no mencioné algunos meses, sin embargo, en estos siempre nos mantenemos ocupados, adelantando temas contables que siempre mes a mes debemos realizar, adelantando tareas represadas que surgen por atender otras obligaciones, la atención a informes contables y financieros intermedios que sean solicitados. También, muchos colegas tienen designadas tareas como la actualización, readmisión o actualización del registro web para la calificación de las entidades sin ánimo de lucro; la presentación de informes especiales que solicitan ciertas entidades como por ejemplo, la Superintendencia de Sociedades, informes del Sector Salud, o para el Departamento Administrativo Nacional de Estadística DANE, las gobernaciones, entre otras; tareas que muchas veces terminamos realizando la presentación de estas porque conllevan alguna parte información de carácter contable.
No podía dejar de mencionar el tan conocido Impuesto de Industria y Comercio, del cual varía la fecha de presentación de acuerdo a que los plazos de presentación difieren del municipio en que debamos presentar este impuesto, y adicionalmente si debemos o no presentar información exógena de carácter municipal.
Es así, que nuestra labor no termina… Solamente se mencionaron algunas actividades que se destacan en todo este ciclo en el que vivimos profesionalmente y que no paramos en ningún momento. Son trabajos que requieren de mucha planeación y dedicación de nuestra parte para no estarlos entregando sobre el tiempo límite, evitando estresarnos a última hora por cosas que debemos iniciar con bastante tiempo, y dejando a un lado de hacer las cosas simplemente por el debido cumplimiento. El trabajo constante que ejercemos debe ser valorado inicialmente por nosotros mismos quienes lo ejecutamos. Sabemos que no es tarea fácil nuestra ocupación, que requerimos estar en constante actualización y estudio con diferentes temáticas o reformas que surgen de los mismos cambios políticos y económicos que forman parte del constante dinamismo de nuestra labor.
Por último, y a manera de conclusión, son cada vez más las tareas que nosotros mismos tenemos a cargo, por lo que debe ser indispensable que compensemos con nuestros salarios y/o honorarios las palabras RESPONSBILIDAD y FORMACIÓN con las que acarreamos en el ejercicio diario, sin desmeritarnos a nosotros mismos por nuestro trabajo y compromiso, iniciando por evaluar la capacidad que tenemos en orientar al cliente, fijando tarifas justas y estables dejando de lado el estar “regalando” o “demeritando” el trabajo que como gremio efectuamos, y que en algún momento lleguemos a competir entre colegas de manera justa, dejando de aceptar encargos por valores inferiores a los establecidos, dejando a un lado de ofertarnos al mercado como si los oficios que ejecutamos estuvieran con descuentos, rebajas o promociones, donde el pague por X cosas se convierte en lleve XYZ cosas y hasta más. Esto evitaría que las remuneraciones y compensaciones sean inversamente proporcionales al trabajo ejecutado, poniendo límites en las labores que incluyen nuestros servicios, y cobrando por tareas adicionales que surgen de las actividades adelantadas por los clientes o por nuevas normativas que los obligan a cumplir con más deberes u obligaciones.
David Fernando López Castillo
Contador Público
@davidlopez_cp