¿Renuncio a la Contaduría y me dedico a otra cosa?

Encontramos este comentario realizando una encuesta sobre la edad de obtención de la Tarjeta Profesional de Contador Público, en uno de los tantos grupos de Facebook que reúnen a la comunidad contable nacional, puesto que veníamos analizando el tema de la remuneración del Contador, nos llamó la atención y consideramos importante comprender el problema en contexto.

Actualmente tenemos alrededor de 295.000 contadores activos y un sinfín de tarjetas están represadas por la JCC. La educación en Colombia es un negocio para las universidades privadas, Contaduría Pública fue una carrera apetecida porque siempre había trabajo, eso ya no sucede; para las universidades es una carrera de bajo costo e inversión que deja réditos para sus arcas.

Pude ir a la universidad a  los 30 y obtuve la TP cuando ya había abierto horizontes en otras actividades independientes relacionadas con el software contable Helisa, en el momento de recibir la TP ya contaba con 5 años como independiente prestando servicios contables, tributarios y soporte técnico. Hoy misoporteamigo
tiene una década en el mercado y nos ha permitido construir lazos fraternos con nuestros colegas que apoyamos y atesoramos.

Hace poco iniciamos un debate con el post «$2’500.000 no es salario para un Contador Público» poniendo el tema sobre la mesa y los comentarios en todos los grupos no se hicieron esperar, la realidad nos ofrece asumir unos riesgos altísimos por una remuneración paupérrima.

No hay quien regule el mercado, y la realidad ha derribado la teoría económica neoliberal que dice, profesa como letanía que el mercado se autorregula. Los organismos rectores de la Contaduría Pública en Colombia JCC y CTCP buscan a través de reformas independientes categorizar nuestros servicios y hacernos pagar
además para poder ejercer.

Tras la cortina de humo del valor agregado y la supuesta baja calidad de nuestros servicios están las grandes firmas emparentadas con el INCP, CONPUCOL y demás, a lo que debemos sumar los organismos internacionales que con informes tipo ROSC 2021 dictan las órdenes que nuestras instituciones siguen, finalmente le han arrebatado el mercado al Contador independiente colombiano.

Este escenario se ha venido gestando desde la entrada de NIIF en 2009 otra falsa bandera que vendieron para que aceptáramos su ingreso con la idea de que sería la herramienta para nuevamente enaltecer la digna labor del Contador Público. Ya hemos visto los tristes resultados, entidades hicieron que la mipyme aplicarán sin necesidad este marco normativo que trajo sobrecostos innecesarios. 13 años después la misma entidad causante de tal despropósito impulsa la simplificación del error que cometió.

En el post «$2.500.000 no es salario para un Contador Público» al que hacía mención anteriormente, una colega comentó <¿Quién propone un método para unir todos los contadores y evaluar unas tarifas de servicios razonables?> “ya que la Junta no hace nada” la Junta es un organismo disciplinario y de registro, no esperemos que hagan algo por nosotros, la solución debe salir desde nosotros los operativos si queremos ejercer en lo que estudiamos y nos preparamos con tanto esfuerzo. La parte compleja es que si no nos apersonamos del tema, no nos involucramos en materializar un pacto y logramos un acuerdo que todos respetemos no hay nada.

Sabemos que los campos de acción en los que tiene cabida la Contaduría Pública colombiana son amplios, pero nuestros profesionales no están en su mayoría preparados para incursionar en ellos y aquí el papel protagónico lo tiene el enfoque al que responde la educación superior en Colombia.

Con este escrito quiero hacer un contexto de lo que estamos viviendo, puesto que la revolución tecnológica que ya esta entre nosotros, ahora gracias a inteligencia artificial suplirá muchos más procesos operativos que desplazarán a más profesionales en los próximos años.

Un fuerte abrazo para cada colega colombiano.

CP Linda Romero
@misoporteamigo